Así que este sábado estaba solo en casa cuidando a mi hija Paula Zoé mientras mi esposa trabajaba. Luego de darle de comer me siento un rato con la bebé en el sillón mientras ambos escuchamos música en el estéreo: una ipod tocando música al azar (“shuffle”). La primera canción que sale es Al Final de este Viaje en la Vida de Silvio Rodríguez:

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Al final de este viaje en la vida quedarán nuestros cuerpos hinchados de ir a la muerte, al odio, al borde del mar. Al final de este viaje en la vida quedará nuestro rastro invitando a vivir. Por lo menos por eso es que estoy aquí. Somos prehistoria que tendrá el futuro, somos los anales remotos del hombre. Estos años son el pasado del cielo; estos años son cierta agilidad con que el sol te dibuja en el porvenir, son la verdad o el fin, son Dios. Quedamos los que puedan sonreír en medio de la muerte, en plena luz.

Al final de este viaje en la vida quedará una cura de tiempo y amor, una gasa que envuelva un viejo dolor. Al final de este viaje en la vida quedarán nuestros cuerpos tendidos al sol como sábanas blancas después del amor. Al final del viaje está el horizonte, al final del viaje partiremos de nuevo, al final del viaje comienza un camino, otro buen camino que seguir descalzos contando la arena. Al final del viaje estamos tu y yo intactos. Quedamos los que puedan sonreír en medio de la muerte, en plena luz.

Escuchando esta canción, con Paula en mis brazos, me puse a llorar como un tonto…